martes, 27 de diciembre de 2011

Terryworld, de Terry Richardson

La verdad es que me he reído con Terry. Hay que admitir que este pedazo de animal tiene sentido del humor, es su humor, pero es bueno, es bueno.

Hace unos meses no me decidía a comprarme su libro, lo vi demasiado escatológico, y por 15€ pensé que podría comprármelo en cualquier momento. Así ha sido. Meses después me lo he comprado. Creo que hay que estar preparado para ver este tipo de fotografía. Si a uno se la embuten así sin quererlo lo más probable es que no la aprecie. Hay que ver esto sabiendo lo que vas a ver.

Terry Richardson, hijo del fotógrafo Bob Richardson, neoyorquino, punky y drogadicto se fue a Los Ángeles sin un puto duro a ver qué tal, y no le fue mal. Hoy en dia ha conseguido hacer lo que le dé la gana y que le paguen por ello, al menos eso es lo que él dice, no creo que sea verdad al 100%; en el mundillo de la moda hay que comerse algunas pollas para entrar, y para quedarse, y está claro que a Terry no le importa.

Sabedor de que su imagen personal también cuenta, y mucho, en este mundo de ilusiones, Terry ha llevado las fotografías que hacía durante sus tiempos de gamberro, (elegidas con pinzas y muy hábilmente), a las hojas de un libro que le describe como lo que todos queremos ser en algún momento de nuestras vidas: un juerguista que sabe vivir la vida y que se lo ha currado para ganar mucha pasta. Y eso vende mucho.

¿Qué hace que este tío sea bueno? La verdad es que no tengo ni puta idea. Él dice que utiliza cámaras compactas porque está medio cegato y no enfoca bien, pero claro, con las cámaras de hoy en día, lo del foco está solucionado. Así que, ¿qué?

En sus editoriales de moda para grandes firmas sigue "imitando" su estilo inicial, con el flash directo cerca del objetivo e iluminándolo todo; pero me gustaría verlo por un agujerito a ver si de verdad es así o hay algo más, porque ese estilo lo ha depurado mucho... y si no es la técnica, entonces, ¿qué?

Me da la impresión de que su padre ha hecho grandes cosas por él, aparte de ayudarle a darse a conocer, estoy seguro que le abrió el camino de los contactos que hacen falta para triunfar en esto en los Estados Unidos; eso, sumado a su socarrona personalidad, probablemente hizo las delicias de alguien pertinente para mover cierto hilo, y no me refiero al del tampax.

La cuestión es que este tipo está triunfando como la Coca-Cola, todo el mundo quiere trabajar con él, que su nombre aparezca en los créditos de sus editoriales de moda, porque saben que venderán más, o al menos saben que la gente irá a fijarse más en las fotos si las ha hecho él, y es cierto, ¡yo lo hago!
Sin embargo, es una moda. Que sea pasajera o no dependerá de él mismo, de su trabajo duro, ya sea comiendo pollas o haciendo buenas fotos.

Yo, por si acaso, me he comprado este libro, aunque ciertamente lo he hecho por los 15€, antes de que valga más, porque ya se sabe que nunca se sabe.

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